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jueves, 19 de marzo de 2009

Democracia y Parlamento en época de Crisis

En democracia, un Poder Legislativo con suficiente peso político, garantiza que cualquier cambio en la política económica, pasará por un tamiz de discusión, reflexión y concertación.

En ello se sustenta la acción del Parlamento, que se convierte en el espacio ideal para la reflexión y discusión de cualquier medida de política económica planteada por el Poder Ejecutivo.

Por ello es que los Parlamentos en el mundo no gozan precisamente de popularidad. Esto se debe muchas veces a la falta de entendimiento de parte de la ciudadanía y de algunos gobernantes de la labor de reflexión que en democracia le corresponde al Parlamento.

El escenario político ideal de un gobierno totalitario es precisamente el de un Parlamento abyecto o sencillamente inexistente.

No debe de entenderse este escenario de debate reflexivo como un obstáculo a los intereses de los gobernantes, sino como un espacio de discusión y búsqueda de consensos.

La democracia es el sustento político de nuestra sociedad, pero también es cierto que la democracia necesita ser eficiente. Necesita generar las condiciones necesarias para acabar con la desigualdad y la pobreza.

La infraestructura de un país es fuente de competitividad y de creación de empleo; es el elemento básico de vertebración y cohesión territorial; convierte al país en un atractivo para la inversión nacional y extranjera; y contribuye a garantizar la libre circulación de las personas.

La infraestructura es, en pocas palabras, el principal elemento para combatir la pobreza y acabar con la desigualdad que existe entre los ciudadanos de zonas urbanas y los de zonas rurales, de la costa, de la sierra y de la selva.

Un estudio nos señala que un ciudadano que tiene acceso a la infraestructura servicios públicos de saneamiento, telefonía, educación y carretera, sale rápidamente de la pobreza. Es esta la llave que tenemos que activar para mejorar los índices de pobreza en el país.

Nos encontramos bajo los efectos de una crisis financiera internacional, que felizmente no nos está alcanzando en la magnitud de otras economías en el mundo.

Esto se debe a que durante los últimos años, Gobiernos de turno y Parlamento, han entendido que era necesario no sólo abrir nuestra economía al mundo, sino ser previsor y generar reservas internacionales para otras épocas.

Es precisamente en estos momentos en que hay que reforzar esas políticas económicas que nos están permitiendo pasar esta valla.

Desde el Parlamento, la Comisión de Monitoreo de la Crisis Internacional viene, no sólo monitoreando la crisis y los efectos en el país, sino generando propuestas para mantener nuestro crecimiento. Y esta en el camino correcto.

En este extremo, el Parlamento viene dando muestra al mundo que no sólo se queda a mirando lo que ocurre, sino que es propositivo.

No cabe duda entonces, que ante la crisis todos debemos actuar consolidando nuestras instituciones, buscando consensos y generando propuestas.

Este es el camino a seguir para salir bien librados de este fenómeno en el cual no tienen responsabilidad nuestros gobernantes, empresarios o trabajadores.

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