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domingo, 19 de octubre de 2014

ENTRE CERVEZAS, TRAGOS "BAMBAS" Y “CÁMARAS DE GAS”…


En el Perú existe concentración de mercado en una sola empresa cervecera (96%) y  las cervezas de mayor consumo son las populares de bajo precio. Asimismo, según estimados de Euromonitor, la tercera parte de las bebidas alcohólicas del Perú son informales de mayor grado alcohólico y según Apoyo Consultoría en el año 2013 dicha cifra ha subido de 32% a 34%. Finalmente, quienes están más expuesto a consumir bebidas informales de mayor grado alcohólico son los más pobres y lo jóvenes.

Un mercado concentrado es proclive al abuso de la posición de dominio en perjuicio de su competencia y de los consumidores finales. La política fiscal entonces debe estar orientada a generar competencia. Países con mercados concentrados como Colombia, México y Chile, combaten la concentración de mercado generando competencia con un sistema  Ad Valorem, como el que teníamos hasta mediados del año pasado.

Entretanto, la gran cantidad de países europeos, donde no existe concentración de mercado en un productor, sino todos compiten en igualdad de condiciones y se distribuyen el mercado en función a calidad y tipo de cerveza, se aplica un sistema específico, como el que equivocadamente se aplica en el Perú de manera alternativa.

El efecto de la competencia se puede dar por calidad o por precios. Sin embargo, en el Perú, tratándose de cerveza cuya composición es sencilla y de un mercado concentrado, es decir con dos o tres productores, no es eficiente una competencia por calidad, sino una competencia por precios, como la que se vino dando hasta mayo del año pasado.

Por otro lado, una política fiscal eficiente debe estar orientada a atacar fiscalmente y en mayor nivel los efectos nocivos del alcohol en licores de mayor grado alcohólico. Pero lo que vemos es que en el modelo actual, la incidencia del tributo sobre las cervezas es mucho mayor que el de otros licores de mayor grado alcohólico.

Dicho esto, es lógico concluir que si aplicas un sistema que castiga a la cerveza de menor precio, impidiendo la competencia por precios – como está ocurriendo desde mayo del año pasado - no sólo se agudiza el problema de concentración de mercado, sino que se potencia la externalidad que se pretende combatir. Y esto último, por cuanto los más proclives a caer en el alcohol ilegal de mayor grado alcohólico son los más pobres y los más jóvenes.

Las persona de escasos recursos (pobres y jóvenes) son las que las que consumen cervezas más competitivas y de menor precio. Según cifras de la última Encuesta Nacional de Hogares, dos terceras partes de lo que gastan los mas pobres en bebidas alcohólicas al año, está orientado a la adquisición de bebidas alcohólicas ilegales de alto grado alcohólico.

Es por ello que señalamos que el impuesto específico a la cerveza en función al litro de alcohol, lo que estás haciendo es encarecer el producto para este sector social, que al no tener otra opción, está profundizando su consumo de alcohol ilegal de mayor grado alcohólico.

Lo lógico es que el tributo esté dirigido con mayor incidencia a las cervezas o bebidas alcohólicas de nivel Premium o de nivel intermedio. Jamás a las cervezas de menor precio porque, como se ha indicado, el efecto será contrario al deseado: mayor externalidad para los más pobres y los jóvenes de nuestro país.

Y es que lo que ocurre con un mal diseño de política fiscal aplicado a la cerveza desde mediados del año pasado, es que estamos llevando a nuestros jóvenes a bebidas alcohólicas de mayor grado alcohólico y por tanto de mayor nocividad, y a los pobres a las denominadas “cámaras de gas”.

El Congreso tiene la palabra… ante la testarudez del Ministerio de Economía y Finanzas…

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