Luego de una larga espera, se acabó la primera vuelta electoral con la entrega por parte de la ONPE de los resultados de la elección presidencial al 100% y, como se había previsto, los actores de la segunda vuelta serán Ollanta Humala (UPP) y Alan García (PAP); sin embargo, el escenario futuro se presenta incierto.
Efectivamente, el Partido de la olla ha conseguido el 25,68% de las preferencias y el Partido de la estrella el 20,40%; lo que nos ubica, de cara a la segunda vuelta, con una importante masa de electores que en la primera vuelta no habrían votado por ninguna de estas dos opciones.
Según los datos proporcionados por la ONPE, son 16 millones 494 mil 906 los electores hábiles y de ellos más de 3 millones y medio habrían votado por UPP y cerca de 3 millones de electores lo habrían hecho por el PAP.
Estas cifras nos colocan con más de 9 millones y medio de electores que tendrán que decidir en esta segunda vuelta por cual de las dos opciones votar, no debiendo perder de vista que de este total, cerca de 3 millones serían los simpatizantes de UN.
Ante esta coyuntura, los virtuales candidatos Ollanta Humala y Alan García han iniciado sus respectivas campañas electorales, mostrando en ambos casos un sustancial quiebre en el discurso mostrado durante la primera vuelta electoral.
Mientras Humala se mueve en el escenario político tratando de convencer a los electores que no es el "cuco" estatizador que sus adversarios señalan y que, valgan verdades, él mismo se encargó de confirmar en sus afiebrados discursos de primera vuelta; Alan García se mueve, en el mismo escenario político, tratando de mostrarse como un candidato responsable y un acérrimo defensor de la inversión privada en el país.
Entre discurso y discurso, cerca de 3 millones de simpatizantes de UN se encuentran en un desconcierto total respecto a sus preferencias para la segunda vuelta electoral, resistiéndose en gran parte a votar por el "mal menor", pese a que de no hacerlo podría colocarse al país en una difícil situación política.
Y es que en gran medida el ya famoso voto anti-aprista estaría inmerso dentro de los 3 millones de simpatizantes de UN y, como es de preverse, preferirán viciar su voto antes de votar por el candidato de la estrella.
Pero, además de los indecisos simpatizantes de UN, existen 6 millones y medio de electores que tampoco votaron por la olla o la estrella y que, por tanto, también se encuentran desconcertados respecto a su voto de segunda vuelta.
Entre estos, los más representativos son los seguidores de Fujimori que representan cerca de 1 millón de electores, los simpatizantes del Frente de Centro que representan 700 mil electores y los "out siders" de esta justa electoral, los representantes del evangelismo - Restauración Nacional - que cuentan con más de medio millón de simpatizantes.
En lo que respecta a los seguidores de Fujimori (700 mil simpatizantes), esta coyuntura política los habría colocado frente a una inmejorable capacidad de negociación ante las dos fuerzas políticas que se encuentran en carrera al sillón presidencial.
Los temas materia de negociación por parte de los Fujimoristas podrían ir desde una revisión a los antejuicios políticos llevados a cabo en el Congreso de la República, hasta el tema de la extradición de su líder. Es muy difícil que estos temas puedan ser negociados con Ollanta Humala, debido a su posición extrema frente a la corrupción, por lo que bajo ciertos márgenes podrían ser tratados de mejor manera con el líder del PAP.
En lo que se refiere al ahora desintegrado Frente de Centro, la negociación seria un poco mas complicada, puesto que ya no se podría negociar con un solo actor, sino con tres: Paniagua (AP), Andrade (SP) y Kisic (CNI).
En este sentido, habría que tener en cuenta que en la masa de simpatizantes de las tres agrupaciones, también existe una parte del voto anti-aprista y, por tanto, se constituyen en un núcleo duro e irreducible para el partido de la estrella. Sin embargo, si tomamos en cuenta la trayectoria democrática de las tres agrupaciones políticas que integraron el Frente de Centro, es probable que el voto mayoritario de las mismas se incline a favor de García.
Sólo nos queda el grupo evangélico Restauración Nacional, en el que - a diferencia del resto de agrupaciones políticas - sus simpatizantes sí constituyen un grupo homogéneo y disciplinado, que sin duda seguirá la línea u orientación que les dé su líder.
Es en este extremo, que es de suma importancia para los actores de la segunda vuelta, iniciar negociaciones con el líder de Restauración Nacional, pues de esta manera se asegurarían una votación muy similar a la obtenida por éste en la primera vuelta: un nada despreciable medio millón de electores.
Finalmente, es importante tener en cuenta que en esta segunda vuelta el porcentaje de votos nulos y en blanco se podría incrementar considerablemente, si es que los lideres de las agrupaciones que representan a los 9 millones de electores que no votaron por Humala o García, no logran convencer a sus simpatizantes respecto a inclinar su voto a alguno de los candidatos en carrera.
(Publicado el 8 de mayo de 2006)
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