EL MUNDO VUELVE A SU ÓRBITA.
En un contexto global donde las ideologías se enfrentan y los valores se
redefinen, la figura de Donald Trump ha emergido como un baluarte decidido a
desafiar lo que él llama la "subcultura woke".
Este movimiento, que muchos asocian con el progresismo radical, comúnmente
llamado “caviar” en el Perú, ha encontrado en su administración un obstáculo
significativo.
Al suprimir el apoyo estatal encubierto de USAID a organizaciones no
gubernamentales (ONG) de izquierda, Trump ha puesto en jaque a aquellas
entidades que, en su búsqueda por transformar el mundo, han promovido antivalores.
Las Organizaciones no gubernamentales que alguna vez disfrutaron de un
flujo constante de financiamiento externo ahora se encuentran en una
encrucijada. Sin los millones de dólares que antes recibían, muchas han visto
cómo su influencia se desmorona. Según información de la Agencia Peruana de
Cooperación Internacional – APCI - solo entre el año 2017 y 2021, cerca de 500
ONG’s recibieron financiamiento externo por US$ 751'900,308
Este cambio no solo afecta a las organizaciones, sino también a los
países que han abrazado el socialismo y sus ideologías afines. Canadá, México y
Colombia son solo algunos ejemplos de naciones que sienten el impacto de estas
decisiones en su comercio y política interna, obligándolas a reconsiderar sus
posturas ideológicas para poder sobrevivir en un entorno cada vez más hostil.
No obstante, la situación se torna aún más complicada. Han salido a la
luz prácticas controvertidas en las que USAID ha financiado proyectos que
promueven agendas LGTB, la mutilación de menores y otros temas asociados con lo
que se denomina la "agenda caviar".
Una alta funcionaria del gobierno de Estados Unidos ha revelado que,
entre otras iniciativas, USAID destinó 32 mil dólares a la creación de un cómic
transgénero en Perú. Este contrato fue otorgado a la Comisión de Intercambio
Educativo entre Perú y EE.UU., y se llevó a cabo a través de la Embajada de
Estados Unidos en Lima, contando con el respaldo del Departamento de Estado.
Esta imposición ideológica se ha infiltrado en la educación y en las
estructuras gubernamentales, buscando socavar los valores tradicionales que han
sustentado a las sociedades durante generaciones.
La lucha por mantener la integridad de estos valores se intensifica a
medida que los medios de comunicación también son expuestos por su papel en la
difusión de esta agenda, revelando financiamientos externos que buscan moldear
la opinión pública.
En el ámbito electoral, el panorama es igualmente preocupante. Existen
indicios de manipulación en procesos electorales que han llevado al poder a
líderes socialistas débiles, respaldados por un dinero mal habido.
Las denuncias sobre financiamiento encubierto para capacitar organismos
electorales apuntan a una estrategia sistemática para eliminar cualquier opción
política alejada de esta ideología woke La sombra del fraude electoral se
cierne sobre Latinoamérica y otras regiones del mundo, amenazando con
desestabilizar aún más la confianza en los procesos democráticos.
A medida que observamos este resurgimiento de valores tradicionales y el
rechazo a las ideologías progresistas impuestas, es evidente que el mundo está
comenzando a volver a su órbita. Sin embargo, este proceso es aún incipiente y
enfrenta grandes desafíos.
Uno de los frentes más preocupantes es la infiltración en instituciones
fundamentales como la iglesia católica, que históricamente ha sido un bastión
de valores éticos y morales. La lucha por recuperar estos espacios es crucial
para asegurar un futuro donde los principios tradicionales puedan coexistir con
las nuevas realidades sociales.
En conclusión, mientras el mundo parece estar recuperando su rumbo, es
fundamental seguir vigilantes ante las amenazas que persisten.
La defensa de nuestros valores no solo es una cuestión política; es una
lucha cultural y espiritual que requiere la participación activa de todos
aquellos comprometidos con un futuro más equilibrado y justo.
La historia nos enseña que cada generación debe luchar por sus
principios; hoy más que nunca, esa lucha es nuestra responsabilidad colectiva.
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