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lunes, 4 de agosto de 2008

ENTRE BANCADAS Y ARCADAS


Hace dos semanas ha comenzado una recomposición de los grupos políticos en el Congreso de la República. Todo ello a partir de las pugnas por llegar a la Presidencia de la Mesa Directiva.

La primera escisión se produjo en Unidad Nacional, que acordó suspender la alianza política entre el PPC y Solidaridad Nacional. Lo propio ocurrió con Restauración Nacional, que se apartó del Grupo Parlamentario AP. Por su parte, en UPP renunciaron varios congresistas.

Mientras se dan estos movimientos, se cuestiona con dureza los beneficios penitenciarios que se dan a Fujimori a partir del apoyo que el candidato aprista recibiera de la Bancada Fujimorista.

El tema, de ser comprobado, configuraría tráfico de influencias y por ende podría llevar a sendas denuncias constitucionales contra los congresistas que hubieran hecho pactos sobre el particular.

Pero, realmente favorecen estos abandonos y cambios de bancada al “oficialismo”.


En el caso de UN, a lo largo de toda la legislatura pasada se ha visto que los congresistas de Solidaridad Nacional votaban con el oficialismo cuando se trataba de temas de control político.

La suspensión en la relaciones entre PPC o SN, en consecuencia, no conllevaría mas que a un sinceramiento de hechos consumados. Es decir, nada cambiaría en lo que respecta al accionar de las individualidades de ambos grupos en la siguiente legislatura.

En lo que respecta a UPP, en cuyo seno también se ha venido apreciando a lo largo de estos dos años una clara división entre opositores y afines al Gobierno, la renuncia de algunos congresistas sólo estaría formalizando una situación que en los hechos ya se venía dando.

En este sentido, lo que podríamos estar percibiendo como un debilitamiento de los grupos políticos de oposición, a la larga podría ser la consolidación de identidades políticas de oposición más radicales y sólidas que las vistas durante los últimos años.

En UPP los cuestionamientos al gobierno eran mediatizados por el grupo de congresistas filo apristas. Con esta división, lo que podríamos tener muy pronto, es un grupo de congresistas unidos al Nacionalismo o a AP, con posiciones de oposición más radicales y un peso específico mayor.


Lo mismo ocurriría en UN, que con la separación de dos congresistas de SN que regularmente partían el voto en bloque, consolidarán su posición política como grupo de oposición.


Así las cosas, durante los próximos años tendríamos un bloque opositor radical de 31 congresistas (23 nacionalistas y 9 de AP). A éstos se sumaria un bloque de oposición menos radical de 13 congresistas, a los que se acoplarían aproximadamente 8 congresistas renunciantes de otras bancadas, haciendo un total de 52 congresistas de oposición.


En el extremo del oficialismo se contaría con 54 congresistas (36 apristas, 13 fujimoristas, 6 del Bloque Unión Nacional). A estos se podrán sumar 6 congresistas de UPP, con lo que eventualmente podrían contar con 60 votos.
Quedarían 6 votos en el aire que corresponden a congresistas que han renunciado y no se han integrado a grupo parlamentario alguno.

Cierto es que el oficialismo sigue contando con una mayoría parlamentaria, sin embargo no es menos cierto que este reacomodo de los grupos políticos nos presenta una oposición mas compacta dentro de cada grupo.


No estoy seguro de que lo que estamos avizorando sea algo que le convenga al Gobierno.

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