Sentado frente a mi computador portátil, observo como ingresan a la Sala algunas personas de manera apresurada. El timbre de llamado no cesa de sonar.
Una compañera se sienta a compartir la mesa conmigo y me pregunta respecto a la agenda del día. Le contesto de manera distraída, mientras busco en mis archivos de la computadora una presentación que se utilizará durante el debate.
A lo lejos se comienza a escuchar la voz de una dama que llama lista. Casi sin que me de cuenta, se detiene el timbre y esta vez una voz gruesa - que me es conocida - dispone que se inicie la sesión. Continúo con la mirada en mi computador portátil.
Mientras hago los últimos ajustes a la presentación, puedo escuchar algunas diatribas. De pronto levanto la mirada y observo en la parte del frente varios carteles levantados con la leyenda: Constitución del 79.
Una mujer con gesto adusto se levanta de su asiento y se dirige hacia el otro extremo de la Sala. En dicho lugar se ubican – con carteles en mano - sus colegas de oposición.
Desde el extremo en que me encuentro, se observan los gestos y movimiento de la “espontánea” que algunos segundos antes había atravesado la Sala.
Exige airadamente el retiro de los carteles, ante la pasividad de quienes los poseen. Logra hacerse de uno de ellos y lo rompe en el acto. Salta tratando de alcanzar otros tantos sin mayor éxito.
La voz gruesa llama la atención a los que portan carteles, sin que sus invocaciones hagan eco en sus colegas de oposición. Pide que se lea el Reglamento y a continuación vuelve a invocar el retiro de los carteles.
Nadie hace caso. Unos tantos levantan carteles, otros tratan de arrancar de sus manos dichos carteles, mientras un apabullado director de debates suspende la sesión.
Este es el fin de un intento más de reforma constitucional. Es el fin de un periodo anual de sesiones en el Congreso de la República.
¡¡¡Cuándo cambiaremos….!!!
Una compañera se sienta a compartir la mesa conmigo y me pregunta respecto a la agenda del día. Le contesto de manera distraída, mientras busco en mis archivos de la computadora una presentación que se utilizará durante el debate.
A lo lejos se comienza a escuchar la voz de una dama que llama lista. Casi sin que me de cuenta, se detiene el timbre y esta vez una voz gruesa - que me es conocida - dispone que se inicie la sesión. Continúo con la mirada en mi computador portátil.
Mientras hago los últimos ajustes a la presentación, puedo escuchar algunas diatribas. De pronto levanto la mirada y observo en la parte del frente varios carteles levantados con la leyenda: Constitución del 79.
Una mujer con gesto adusto se levanta de su asiento y se dirige hacia el otro extremo de la Sala. En dicho lugar se ubican – con carteles en mano - sus colegas de oposición.
Desde el extremo en que me encuentro, se observan los gestos y movimiento de la “espontánea” que algunos segundos antes había atravesado la Sala.
Exige airadamente el retiro de los carteles, ante la pasividad de quienes los poseen. Logra hacerse de uno de ellos y lo rompe en el acto. Salta tratando de alcanzar otros tantos sin mayor éxito.
La voz gruesa llama la atención a los que portan carteles, sin que sus invocaciones hagan eco en sus colegas de oposición. Pide que se lea el Reglamento y a continuación vuelve a invocar el retiro de los carteles.
Nadie hace caso. Unos tantos levantan carteles, otros tratan de arrancar de sus manos dichos carteles, mientras un apabullado director de debates suspende la sesión.
Este es el fin de un intento más de reforma constitucional. Es el fin de un periodo anual de sesiones en el Congreso de la República.
¡¡¡Cuándo cambiaremos….!!!
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