Ha pasado casi un año desde que asumieran sus cargos, desde el Presidente de la República hasta el último congresista, por lo que es conveniente revisar el escenario político para tener una visión clara de que lo que nos depara el segundo año.
En el Congreso podría decirse que los “compañeros” han hecho pesar, no sólo su mayoría parlamentaria, sino su experiencia en estas lides, consiguiendo que el Gobierno avance en sus propósitos sin mayores contratiempos. La pregunta entonces es si el Gobierno supo aprovechar esta coyuntura que difícilmente se repetirá en el segundo año.
Sin embargo, si bien los apristas desde el Parlamento lograron este propósito, lo que no pudieron evitar, y quizás hasta propiciaron para saciar apetitos políticos personales, es el desprestigio del Congreso, por una serie de escándalos en la contratación de personal. Las dos últimas estocadas al Parlamento, la elección de los miembros del TC y la Ley que despenaliza las relaciones sexuales de menores de edad, han sido también propiciadas por la bancada mayoritaria.
En el primer caso, por su Presidenta que colocó contra la pared a un inexperto Presidente de la Comisión de Constitución, conminándolo a que en 30 minutos propusiera al Pleno una lista de candidatos al TC, cuando aún se estaban construyendo los consensos políticos necesarios. En el segundo caso, fue la bancada aprista la que colocó sobre el tapete el tema de la despenalización de las relaciones sexuales entre menores de edad, a través de un proyecto de ley propiciado por uno de sus congresistas.
En lo que respecta al Grupo Fujimorista, aun cuando nieguen lo evidente, ha jugado en pared con la bancada aprista, emulando al desaparecido FIM del Gobierno de Toledo. Lo que no se entiende muy bien es que pudo justificar un costo político tan grande para el Fujimorismo, que llegó al extremo de votar en bloque con los aprista a favor de proyectos totalmente opuestos a los principios liberales que impuso su líder. Es decir, ha estado borrando con el codo lo que escribió y defendió su líder durante los últimos años.
Con la aceptación de la candidatura de su líder a una curul en el Senado Japonés, los Fujimorista en el Congreso deben estar evaluando la necesidad de contar con el aporte de un consejero político con amplia experiencia en estas lides parlamentarias, pues si continúan haciendo de aliados del Gobierno en el Congreso, sólo lograrán profundizar su propia fosa política.
Para algunos, dicha actitud obedecería a la necesidad de lograr beneficios ante la eventualidad de la extradición de Fujimori, valiéndose para ello de la inocultable influencia del partido de gobierno en el Poder Judicial. Sin embargo, con vista a lo ocurrido, no cabe duda que lo que les convenía a los Fujimoristas, era hacer una oposición responsable que los volviera a ubicar en el mapa político y no hacer de comparsa del gobierno de turno.
En lo que respecta al grupo “radical” de UPP-PNP (Ollanta señala que esa es su posición política propositiva), debido a que constituyen un grupo de personas disímiles, volubles y sin liderazgo en el Congreso, ha terminado dividido. Esto ha hecho que pierdan el peso específico que pudieron tener en las decisiones congresales, pese a ser una mayoría importante.
A este grupo podríamos dividirlo entre aquellos que tienen una afinidad interesada con la bancada aprista y por tanto son altamente influenciables; los Nacionalistas, que son quizás los que muestran una posición algo más sólida y coherente; y el grupo mayoritario de los radicales, que comúnmente votan por consigna.
En el caso de la bancada acciopopulista, se ha podido apreciar que cada día se están alejando más de los postulados de su fundador, Don Fernando Belaunde Terry, acercándose peligrosamente a un nacionalismo radical. Al parecer los ideales económicos de su fundador se están diluyendo en el seno de dicho bancada.
Finalmente, en el caso de Unidad Nacional, ésta ha sido durante golpeada por casos de contratación irregular de personal por parte de dos de sus parlamentarios; sin embargo, en las ultimas semanas ha jugado un rol muy importante y responsable respecto de temas muy controvertidos.
El primero de ellos es el caso de Agrobanco, en el cual puso sobre alerta al país de un nuevo intento de populismo con recursos del Estado y el eventual retorno de los “crédito cero”, aun cuando no se sabe exactamente si en éste velado propósito tuvo participación el Presidente de la República, que ha anunciado que observará dicho proyecto.
El segundo caso en el que ha jugado un rol importante UN, es el de la elección de los miembros del TC; ocasión en la cual puso de manifiesto un supuesto acuerdo bajo de mesa entre apristas y upepistas para votar en bloque, al mas puro estilo que imperaba hace una década.
El tercer acierto de UN ha sido el descubrir la intención de apristas y fujimoristas de modificar las reglas de juego en el Reglamento del Congreso, para evitar que dos de sus congresistas no sean defenestrados por actos tan repudiables como los que motivasen la separación y suspensión en su caso, de dos parlamentarios de la bancada de Unidad Nacional.
Este es el reflejo que nos muestra el espejo político del país, de cara a los importantes cambios en el tablero político que sin duda se darán en el mes patrio, tanto en el Congreso, como en el Poder Ejecutivo.
Esto es lo bueno, lo malo y lo feo ocurrido en el Congreso durante este año legislativo que culmina. Esperemos que el próximo año sea un año de decisiones responsables y actitudes honorables por parte de quienes no sólo deben guiar los destinos del país, sino mostrar a nuestra población que la política y la moral no son conceptos incompatibles.
En el Congreso podría decirse que los “compañeros” han hecho pesar, no sólo su mayoría parlamentaria, sino su experiencia en estas lides, consiguiendo que el Gobierno avance en sus propósitos sin mayores contratiempos. La pregunta entonces es si el Gobierno supo aprovechar esta coyuntura que difícilmente se repetirá en el segundo año.
Sin embargo, si bien los apristas desde el Parlamento lograron este propósito, lo que no pudieron evitar, y quizás hasta propiciaron para saciar apetitos políticos personales, es el desprestigio del Congreso, por una serie de escándalos en la contratación de personal. Las dos últimas estocadas al Parlamento, la elección de los miembros del TC y la Ley que despenaliza las relaciones sexuales de menores de edad, han sido también propiciadas por la bancada mayoritaria.
En el primer caso, por su Presidenta que colocó contra la pared a un inexperto Presidente de la Comisión de Constitución, conminándolo a que en 30 minutos propusiera al Pleno una lista de candidatos al TC, cuando aún se estaban construyendo los consensos políticos necesarios. En el segundo caso, fue la bancada aprista la que colocó sobre el tapete el tema de la despenalización de las relaciones sexuales entre menores de edad, a través de un proyecto de ley propiciado por uno de sus congresistas.
En lo que respecta al Grupo Fujimorista, aun cuando nieguen lo evidente, ha jugado en pared con la bancada aprista, emulando al desaparecido FIM del Gobierno de Toledo. Lo que no se entiende muy bien es que pudo justificar un costo político tan grande para el Fujimorismo, que llegó al extremo de votar en bloque con los aprista a favor de proyectos totalmente opuestos a los principios liberales que impuso su líder. Es decir, ha estado borrando con el codo lo que escribió y defendió su líder durante los últimos años.
Con la aceptación de la candidatura de su líder a una curul en el Senado Japonés, los Fujimorista en el Congreso deben estar evaluando la necesidad de contar con el aporte de un consejero político con amplia experiencia en estas lides parlamentarias, pues si continúan haciendo de aliados del Gobierno en el Congreso, sólo lograrán profundizar su propia fosa política.
Para algunos, dicha actitud obedecería a la necesidad de lograr beneficios ante la eventualidad de la extradición de Fujimori, valiéndose para ello de la inocultable influencia del partido de gobierno en el Poder Judicial. Sin embargo, con vista a lo ocurrido, no cabe duda que lo que les convenía a los Fujimoristas, era hacer una oposición responsable que los volviera a ubicar en el mapa político y no hacer de comparsa del gobierno de turno.
En lo que respecta al grupo “radical” de UPP-PNP (Ollanta señala que esa es su posición política propositiva), debido a que constituyen un grupo de personas disímiles, volubles y sin liderazgo en el Congreso, ha terminado dividido. Esto ha hecho que pierdan el peso específico que pudieron tener en las decisiones congresales, pese a ser una mayoría importante.
A este grupo podríamos dividirlo entre aquellos que tienen una afinidad interesada con la bancada aprista y por tanto son altamente influenciables; los Nacionalistas, que son quizás los que muestran una posición algo más sólida y coherente; y el grupo mayoritario de los radicales, que comúnmente votan por consigna.
En el caso de la bancada acciopopulista, se ha podido apreciar que cada día se están alejando más de los postulados de su fundador, Don Fernando Belaunde Terry, acercándose peligrosamente a un nacionalismo radical. Al parecer los ideales económicos de su fundador se están diluyendo en el seno de dicho bancada.
Finalmente, en el caso de Unidad Nacional, ésta ha sido durante golpeada por casos de contratación irregular de personal por parte de dos de sus parlamentarios; sin embargo, en las ultimas semanas ha jugado un rol muy importante y responsable respecto de temas muy controvertidos.
El primero de ellos es el caso de Agrobanco, en el cual puso sobre alerta al país de un nuevo intento de populismo con recursos del Estado y el eventual retorno de los “crédito cero”, aun cuando no se sabe exactamente si en éste velado propósito tuvo participación el Presidente de la República, que ha anunciado que observará dicho proyecto.
El segundo caso en el que ha jugado un rol importante UN, es el de la elección de los miembros del TC; ocasión en la cual puso de manifiesto un supuesto acuerdo bajo de mesa entre apristas y upepistas para votar en bloque, al mas puro estilo que imperaba hace una década.
El tercer acierto de UN ha sido el descubrir la intención de apristas y fujimoristas de modificar las reglas de juego en el Reglamento del Congreso, para evitar que dos de sus congresistas no sean defenestrados por actos tan repudiables como los que motivasen la separación y suspensión en su caso, de dos parlamentarios de la bancada de Unidad Nacional.
Este es el reflejo que nos muestra el espejo político del país, de cara a los importantes cambios en el tablero político que sin duda se darán en el mes patrio, tanto en el Congreso, como en el Poder Ejecutivo.
Esto es lo bueno, lo malo y lo feo ocurrido en el Congreso durante este año legislativo que culmina. Esperemos que el próximo año sea un año de decisiones responsables y actitudes honorables por parte de quienes no sólo deben guiar los destinos del país, sino mostrar a nuestra población que la política y la moral no son conceptos incompatibles.
CONGRESO
PRESIDENTE
PARTIDOS POLITICOS
PODER
UPP
NACIONALISTAS
UNIDAD NACIONAL
ACCION POPULAR
PARTIDO APRISTA
FUJIMORI
PERU
No hay comentarios.:
Publicar un comentario