El filosofo y estadista chino Confucio sentenció: “si no puedes gobernarte a ti mismo, ¿cómo sabrás gobernar a los demás”, frase que deberían interiorizar todas nuestras autoridades y mas que nadie los alcaldes que gobiernan en el nivel mas cercano a la población.
En este sentido, hay ciertas normas de conducta que son imprescindibles en una autoridad edil y que las resalta el Instituto Nacional de Investigación y Capacitación Municipal en un didáctico manual, pero que lamentablemente muy pocos toman en cuenta, pese a los réditos que éstas pueden significar para su gestión.
Por ejemplo, una cosa muy sencilla - que sin embargo constituye un error común - es el uso de vidrios polarizados en el vehículo. Es necesario que el vecino los vea transitando y de preferencia que el alcalde lo haga a pie, saludando y comentando con el vecino o comerciante asuntos del día a día.
Si alguien desea presentar una queja, escucharlo y tratar de resolver su problema. No rodearse de miembros de seguridad, estos ahuyentan a nuestros vecinos. Si usted siente que le hacen perder el tiempo, no tiene vocación de servicio y se equivocado de actividad.
No caminar en grupos muy grandes, basta estar acompañado por un personal administrativo o un regidor. A veces hacerlo solo, resulta de gran ventaja porque los acerca más a la comunidad.
Jamás asistir con un grupo de funcionarios municipales o regidores a un lugar público para cenar o tomar licor; pues lo primero que piensa el vecino, es que están utilizando fondos públicos, es decir, sus impuestos.
Nunca brindar con licor delante de niños en una ceremonia, un festejo escolar o inauguración protocolar; toda vez que no podemos combatir el alcoholismo dando mal ejemplo. De ser posible, que nunca los encuentre alguien con una copa en la mano, menos frente a un fotógrafo. Aún las otras autoridades los respetarán más.
Acercarse a los niños y dejar que ellos se acerquen, la conversación con el Alcalde siempre será un comentario favorable que ellos trasladarán a sus casas.
La vestimenta del Alcalde debe ser la de un representante del pueblo y al pueblo le gusta sentirse bien representado. Es un error pensar que vestir mal los acercará más.
Ser modesto en sus actitudes, no buscar la notoriedad innecesaria, por ejemplo, no reír en voz alta, que la risa vociferante nunca llame la atención hacia una autoridad.
Si son agasajados con un almuerzo o cena, que el plato de ustedes no sea mejor ni más grande que el de los demás. En todo caso, es importante compartir el exceso con algunos niños presentes.
No acepten alimentos de regalo para llevarse después de una visita. Transmitir al pueblo que ustedes están cumpliendo su obligación como cualquiera y por lo tanto, no debe haber lugar para regalos. Si insisten tratar de repartirlo a las mujeres y niños.
Dedicar un tiempo en las reuniones públicas para hablar y dar a conocer a los vecinos de sus derechos constitucionales y las obligaciones del Estado
No gritar o proferir groserías. Se debe ser enérgico y justo, esto significa la capacidad de sancionar una mala acción (en privado) y también la de felicitar (en público) por una buena, por pequeña que sea.
Los trabajadores esperan un reconocimiento por su trabajo, aunque parezca difícil de creer, esto a veces es más importante que la misma remuneración. Los sicólogos denominan a esta conducta “la motivación por el logro”.
En medida de lo posible, cada día visitar por unos minutos un área administrativa y no encerrarse en el despacho. A veces es mejor atender una reunión con determinado jefe, en la oficina de este, y de paso revisar como va su sección y conversar con el personal.
Hay un grupo de vecinos que jamás comulgará con el que gobierna, no importa lo que haga. Es, porque simplemente no los quieren, y mayormente, porque aspiran a ocupar sus puestos. Son minorías disconformes que buscan un espacio de protagonismo local a costa de la autoridad elegida. Frente a estas actitudes, es preferible tener grandeza.
Agradecerles siempre sus cuestionamientos y no insultarlos en respuesta. Por el contrario, dar las explicaciones al vecino sobre lo que se cuestiona y darse el tiempo de vez en cuando para asistir a programas radiales adversos. En la mayoría de los casos se darán cuenta, que la información que posee el periodista, es superficial y fácil de rebatir. Antes de asistir, solicitar el tema que se va a tratar y prepararse; no permitir que le cambien el tema.
Las dependencias sectoriales del Gobierno Nacional con sede en el municipio, también tienen objetivos institucionales que cumplir y no necesariamente buscarán concertar actividades con el gobierno municipal.
En el país hay tanto que hacer, que los réditos políticos alcanzarán para todos si se buscan acuerdos donde participen todos “juntos, pero no revueltos”; en tal sentido un Alcalde debe ser un buscador incansable de beneficios a favor de su comunidad.
En este sentido, hay ciertas normas de conducta que son imprescindibles en una autoridad edil y que las resalta el Instituto Nacional de Investigación y Capacitación Municipal en un didáctico manual, pero que lamentablemente muy pocos toman en cuenta, pese a los réditos que éstas pueden significar para su gestión.
Por ejemplo, una cosa muy sencilla - que sin embargo constituye un error común - es el uso de vidrios polarizados en el vehículo. Es necesario que el vecino los vea transitando y de preferencia que el alcalde lo haga a pie, saludando y comentando con el vecino o comerciante asuntos del día a día.
Si alguien desea presentar una queja, escucharlo y tratar de resolver su problema. No rodearse de miembros de seguridad, estos ahuyentan a nuestros vecinos. Si usted siente que le hacen perder el tiempo, no tiene vocación de servicio y se equivocado de actividad.
No caminar en grupos muy grandes, basta estar acompañado por un personal administrativo o un regidor. A veces hacerlo solo, resulta de gran ventaja porque los acerca más a la comunidad.
Jamás asistir con un grupo de funcionarios municipales o regidores a un lugar público para cenar o tomar licor; pues lo primero que piensa el vecino, es que están utilizando fondos públicos, es decir, sus impuestos.
Nunca brindar con licor delante de niños en una ceremonia, un festejo escolar o inauguración protocolar; toda vez que no podemos combatir el alcoholismo dando mal ejemplo. De ser posible, que nunca los encuentre alguien con una copa en la mano, menos frente a un fotógrafo. Aún las otras autoridades los respetarán más.
Acercarse a los niños y dejar que ellos se acerquen, la conversación con el Alcalde siempre será un comentario favorable que ellos trasladarán a sus casas.
La vestimenta del Alcalde debe ser la de un representante del pueblo y al pueblo le gusta sentirse bien representado. Es un error pensar que vestir mal los acercará más.
Ser modesto en sus actitudes, no buscar la notoriedad innecesaria, por ejemplo, no reír en voz alta, que la risa vociferante nunca llame la atención hacia una autoridad.
Si son agasajados con un almuerzo o cena, que el plato de ustedes no sea mejor ni más grande que el de los demás. En todo caso, es importante compartir el exceso con algunos niños presentes.
No acepten alimentos de regalo para llevarse después de una visita. Transmitir al pueblo que ustedes están cumpliendo su obligación como cualquiera y por lo tanto, no debe haber lugar para regalos. Si insisten tratar de repartirlo a las mujeres y niños.
Dedicar un tiempo en las reuniones públicas para hablar y dar a conocer a los vecinos de sus derechos constitucionales y las obligaciones del Estado
No gritar o proferir groserías. Se debe ser enérgico y justo, esto significa la capacidad de sancionar una mala acción (en privado) y también la de felicitar (en público) por una buena, por pequeña que sea.
Los trabajadores esperan un reconocimiento por su trabajo, aunque parezca difícil de creer, esto a veces es más importante que la misma remuneración. Los sicólogos denominan a esta conducta “la motivación por el logro”.
En medida de lo posible, cada día visitar por unos minutos un área administrativa y no encerrarse en el despacho. A veces es mejor atender una reunión con determinado jefe, en la oficina de este, y de paso revisar como va su sección y conversar con el personal.
Hay un grupo de vecinos que jamás comulgará con el que gobierna, no importa lo que haga. Es, porque simplemente no los quieren, y mayormente, porque aspiran a ocupar sus puestos. Son minorías disconformes que buscan un espacio de protagonismo local a costa de la autoridad elegida. Frente a estas actitudes, es preferible tener grandeza.
Agradecerles siempre sus cuestionamientos y no insultarlos en respuesta. Por el contrario, dar las explicaciones al vecino sobre lo que se cuestiona y darse el tiempo de vez en cuando para asistir a programas radiales adversos. En la mayoría de los casos se darán cuenta, que la información que posee el periodista, es superficial y fácil de rebatir. Antes de asistir, solicitar el tema que se va a tratar y prepararse; no permitir que le cambien el tema.
Las dependencias sectoriales del Gobierno Nacional con sede en el municipio, también tienen objetivos institucionales que cumplir y no necesariamente buscarán concertar actividades con el gobierno municipal.
En el país hay tanto que hacer, que los réditos políticos alcanzarán para todos si se buscan acuerdos donde participen todos “juntos, pero no revueltos”; en tal sentido un Alcalde debe ser un buscador incansable de beneficios a favor de su comunidad.
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