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lunes, 18 de junio de 2007

LA VERDAD DE LA MILANESA


Como hemos indicado en otras oportunidades y nos lo recuerda todo el tiempo cuanto funcionario publico tiene acceso a los medios de comunicación, nos encontramos en una situación económica buena, en comparación a hace cinco o diez años.

Tanto ha calado en la población este “discursillo”, que todas las autoridades locales y regionales viene exigiendo que se les traslade en “volquetes” millonadas de soles para hacer obras de tanta importancia, como por ejemplo la plaza de toros, el coliseo, el local municipal, las piletas iluminadas y musicales, entre otras muchas prioridades.

Lo cierto es que si bien nuestra situación económica es sustantivamente mejor a la de hace apenas una década y nos encontramos próximos a lograr ese famoso “grado de inversión”, del que muchos hablan y pocos entienden lo que significa; no todo lo que brilla bajo el sol es oro. O quizás sí, precisamente sea eso: “oro”.

En economía se miden los resultados económicos del Sector Público, restando de los ingresos que tiene el país cada año los gastos que ha realizado en el mismo periodo. Así tenemos, que si un año gastamos mas de lo que ingresó, tendremos una economía con déficit y, si sucede los contrario, es decir logramos tener mas ingresos que gastos, tendremos superávit.

Desde 1970, sólo hemos tenido superávit en los años 1997 (0,1%) y 2006 (2,0%). A que no adivinan cual fue el año con el mayor déficit de nuestra historia. Pues sí, fue el año 1988, en el que gobernaba nuestro actual mandatario: -12%. Es decir, aquel año gastamos 12% más de lo que realmente nos ingresó. El dinero salió de la famosa “maquinita” y el resultado fue “hiperinflación”.

Pero dejemos la historia y regresemos al año 2006, con superávit de 2,0%. Como decíamos, observando estas cifras diríamos que lo que sucedió es que el Estado aprendió a gastar, sin embargo nada mas alejado de la verdad.

Lo que ha ocurrido es que siendo el país minero por excelencia y encontrándose los precios internacionales de los metales por las “nubes”, debido a las grandes compras que hacen mercados gigantes, como el de China, nuestros ingresos han sido muy superiores a los que alguna vez registramos en el país.

Esto quiere decir que no aprendimos a gastar, sino que ingresó más dinero del que por la ineficiencia del aparato estatal podíamos gastar. Resultado: superávit.

Que sucedería si, por ejemplo, la economía China sufriera una caída, como que ya ha habido una alerta hace unas pocas semanas con su Bolsa. Sencillamente, al dejar de comprarnos minerales en las cantidades que lo hace por problemas económicos internos y como consecuencia de ello los precios bajaran, nuestra situación económica podría sufrir un retroceso importante.

Para ensayar el impacto que tendría en nuestra economía - tomando los datos del BCR - se ha retirado de los resultados económicos del sector público, el efecto del precio de los metales. Es así, que si China hubiera dejado de comprarnos metales y el precio de éstos hubiera descendido hasta los precios estándares, en el año 2006 no habríamos tenido un superávit de 2,0%, sino un déficit de -0,3%. Si seguimos haciendo proyecciones, podríamos tener el año 2007 un déficit de -2,2% y el año 2008 un déficit de -3,3%.

No pretendo con esto sembrar dudas respecto a nuestra economía, sino sencillamente abrir los ojos de quienes manejan nuestra economía y de aquellas autoridades que hacen gastos irresponsables, de los riesgos de una economía que se sustenta en la volatilidad de precios internacionales de un sector, como es el minero.

El mensaje entonces es: gastemos con prudencia y eficiencia, ahorremos parte de estos ingresos extraordinarios y diversifiquemos nuestra economía, de tal manera que no se sustente tan solo en un sector (minería), sino que tengamos más sectores que, como en el caso de textiles, agroindustria, pesca, etc., puedan generar un “colchón” lo suficientemente fuerte como para sostenernos en la eventualidad de que los precios de los metales bajen.







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