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viernes, 14 de septiembre de 2007

INMUNIDAD Y POPULARIDAD PARLAMENTARIA


Los parlamentos están perdiendo popularidad en muchos países. Sondeos de la opinión pública revelan que los ciudadanos asocian inmunidad parlamentaria con oportunidad para la corrupción. Varios países están reevaluando sus leyes sobre inmunidad y buscando un mayor equilibrio entre la protección necesaria y la impunidad.

La protección que ofrece la inmunidad puede permitir a los parlamentarios ejercer enérgicamente su función fiscalizadora, disminuyendo al mismo tiempo las oportunidades para que el gobierno tome represalias. El abuso de la inmunidad permite a los parlamentarios corruptos ocultar sus actividades ilícitas, lo cual menoscaba la confianza pública en la integridad de la estructura de gobierno en su totalidad.

En países con un fuerte Ejecutivo, los fiscales se ven políticamente presionados a iniciar procesos penales contra miembros del parlamento que se oponen al gobierno, tanto por razones reales como inventadas y(o) a ignorar las acusaciones de corrupción contra los funcionarios o parlamentarios del partido gobernante.

Cuando el parlamento vota a favor de suspender la inmunidad, las votaciones para suspender la inmunidad de un parlamentario tienden a coincidir con las líneas de partido en vez de concentrarse en la índole de las acusaciones.

Los medios de comunicación y las organizaciones civiles desempeñan una función importante, pues aseguran que la inmunidad parlamentaria sea suspendida cuando corresponde, o bien que sea protegida cuando los parlamentarios son víctimas inocentes de acusaciones escandalosas y de gran publicidad.

Sin embargo, a pesar de su baja popularidad, deficiencias y abusos que la acompañan, la utilidad de la inmunidad parlamentaria no puede negarse.






1 comentario:

Dinorider d'Andoandor dijo...

me pregunto si algún día el país se enderezará