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jueves, 27 de noviembre de 2008

PERSPECTIVAS ECONÓMICAS FMI LAS AMÉRICAS

La economía mundial continúa siendo golpeada por los efectos drásticos y crecientes de la crisis financiera y la volatilidad de los precios internacionales de las materias primas. En estas circunstancias, las perspectivas son de una aguda desaceleración de la economía mundial, en la que el ritmo de crecimiento disminuirá al nivel más bajo desde la recesión de 2001–02. Sin embargo, las autoridades de distintos países del mundo han aplicado de una manera cada vez más coordinada, nuevas y significativas medidas correctivas. Según las proyecciones centrales presentadas en Perspectivas de la economía mundial, estas medidas serán exitosas en estabilizar las condiciones financieras.

Pero sea cual fuere el plan de rescate, tomará tiempo para que los mercados de crédito vuelvan a la normalidad. En el caso de los Estados Unidos, la proyección central es que la recuperación empezará en el segundo semestre de 2009, y que será más gradual que otras recuperaciones, dado el carácter excepcional del ajuste que están experimentando los precios de los activos. En general, las economías avanzadas crecerán a un ritmo también cercano a cero por lo menos hasta mediados de 2009.

Para América Latina y el Caribe (ALC), la actual turbulencia mundial aparece enmarcada dentro una confluencia de shocks negativos: la paralización del mercado de crédito mundial, el debilitamiento de la demanda externa y el descenso de los precios de las materias primas. Estos shocks pueden dar lugar a repercusiones adversas importantes, en círculos viciosos que afectarían sobre todo a las condiciones financieras. En la edición de abril de 2008 de Perspectivas económicas: Las Américas se presentó un escenario similar que, al ser sometido a pruebas de tensión, arrojó como resultado condiciones cercanas a la recesión en ALC. Pero la región no ha llegado a ese punto, y según nuestra proyección central el crecimiento del próximo año rondará en torno al 3%, cifra cercana al promedio de los mercados emergentes. Se prevé que ALC podrá lidiar mejor con los actuales shocks mundiales que en crisis anteriores. Esto refleja el progreso que han hecho muchos países en mejorar su situación macroeconómica en la última década.

Sin embargo, sobre la región aún pesan muchos riesgos adversos. El principal se origina en las perspectivas de los precios internacionales de las materias primas. Si bien permanecen en niveles elevados, los precios podrían descender aún más como ha sido la experiencia en previas desaceleraciones mundiales. Por otro lado, una reducción de los precios de los alimentos y los combustibles brindaría un ansiado alivio a algunos países, en particular a los países de bajo ingreso de América Central que importan materias primas y a muchos países del Caribe. Pero para la región en
general, en los años recientes, el nivel elevado de los precios de las materias primas ha sido fundamental para impulsar el crecimiento y afianzar tanto la posición fiscal como externa. Un brusco descenso adicional incidiría de manera muy negativa en las posiciones fiscal y externa de la región. Las autoridades de la región permanecen en estado de alerta frente a los shocks que están ocurriendo y otros riesgos. Ante esta situación, la región se enfrenta a varias prioridades en el período que se avecina. En primer lugar, es esencial velar por el funcionamiento adecuado y eficiente de los sistemas financieros.

Esto indica adoptar medidas para contener los riesgos de liquidez y de calidad de los activos, y algunos países ya han tomado medidas en este sentido. Muchos países han adquirido cuantiosas reservas de divisas que podrían usarse para hacer frente a shocks excepcionales y transitorios. En segundo lugar, sigue siendo importante defender los avances en materia de inflación, logrados en base a mucho esfuerzo. Los bancos centrales tendrán que mantener una comunicación activa con los mercados acerca de los desafíos y las medidas de política monetaria, sobre todo en lo que se refiere a la trayectoria futura de la inflación, a fin de preservar el anclaje en las expectativas inflacionarias. Esto reviste especial importancia para los países en los que la demanda interna ha estado creciendo muy por encima de su tendencia y en donde la inflación continúa sobrepasando la meta. En tercer lugar, la situación de las finanzas públicas probablemente se verá sometida a tensiones en un momento en que será necesario mantener una red de protección social más sólida para los hogares de bajo ingreso, los que sufrirían las consecuencias de la desaceleración. Esto exigirá una estrategia mucho más focalizada para garantizar que el gasto público permita atender las necesidades esenciales, minimizando al mismo tiempo nuevas necesidades de financiamiento.

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