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lunes, 31 de mayo de 2010

El Poder Político

Cuando hablamos de poder político no nos estamos refiriendo, evidentemente, a aquel que el hombre ejerce sobre los componentes de la naturaleza distintos al ser humano, llámese animales, plantas, medio ambiente, etc.

En política es el poder sobre las mentes de otros hombres el que resulta relevante, el que denota una serie de aristas y zigzagueos, pero que sin embargo se constituye en seductor y muestra las debilidades más sutiles del ser humano.

En el poder político se guarda una estrecha relación psicológica de dependencia entre quien ejerce el poder y aquel sobre el cual se ejerce el mismo. Existe un control mental tan sólido y a la vez imperceptible sobre las personas que llega a crear un cordón umblical tan cercano y vital que uno no podría existir sin el otro.

Es inconcebible pensar en un poder político sin personas sobre las cuales se ejerza, al igual que personas sobre las cuales no se ejerza poder político. Así, el poder político se exterioriza mediante órdenes, autoridad, carisma, amenazas o la combinación de éstas.

En este sentido podemos encontrar una relación entre poder e influencia. El asesor que emite opinión sobre la política económica y la dirige al presidente de una Nación, tendrá influencia sobre la decisión siempre que su opinión sea la que el Presidente adopte, sin embargo no tendrá poder político sobre éste debido a que no puede imponer su opinión. El presidente si mantendrá una relación de poder político sobre los ministros que ejecutarán sus decisiones e inclusive sobre el asesor que emitió opinión.

Por otro lado, debe distinguirse entre el poder político y la fuerza, esta última entendida como violencia física. Nos estamos refiriendo a la violencia que se ejerce a través de las fuerzas policiales o armadas, encarcelamiento, etc. Cuando la violencia física se consolida a través de actos concretos, el poder político abdica y da paso al poder policial, militar, etc.

En este caso la fuerza rompe el esquema puramente mental y psicológico que vincula a quienes ejercen el poder político y aquellas personas sobre quienes se ejerce, fundamento esencial del poder político. Esta relación psicológica es reemplazada por una relación puramente física que se exterioriza a través de actos de violencia.

Por ultimo es necesario determinar la importancia entre el poder político legitimo y el ilegitimo. El poder legitimo es aquel que cuenta con sustento moral o legal, sin prevalencia de uno sobre el otro.

Sin importar los objetivos meramente materiales del poseedor del poder político, siempre se orientará al control de los actos ajenos a través de la influencia sobre las mentes.

En este contexto la lucha por el poder político es universal y eso se puede apreciar de la experiencia de las naciones. Sin embargo, para que un gobernante mantenga el poder político, es imprescindible una fluida comunicación de alimentación y retroalimentación entre el titular del poder político y aquellos sobre los cuales se ejerce dicho poder, a fin de no caer en la ilegitimidad que comúnmente lleva a la violencia como sustituta del poder político.

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