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domingo, 30 de agosto de 2009

Bolivia se sube al carro de la modernización militar

Cuando la tendencia para comprar armas en América Latina llega a gastos de U$ 50 mil millones, al parecer ningún gobierno quiere quedarse atrás en el proceso de modernización militar, menos cuando el arsenal con el que se cuenta tiene equipos fabricados en los años 60 y 70.

Tal es el caso de Bolivia, país que tras la llegada al poder de Evo Morales en 2006 apuró un proceso de renovación de sus capacidades militares, pero que todavía tiene un largo camino para alcanzar a sus vecinos.

Con la reciente firma de una línea de crédito con Rusia por US$ 100 millones, el Palacio Quemado pretende proporcionarle a sus filas la instrucción adecuada y necesaria con armas modernas. En estos momentos un aviador boliviano opera con naves T-33, fabricadas hace 40 años, mientras que el oficial de blindados ocupa tanques SK-105 o M-9, de los años sesenta.

Problemas

Últimamente, las negociaciones de material de guerra no han sido del todo exitosas para Bolivia. En los 90 se acordó con China la entrega a La Paz de cañones, misiles antiaéreos, fusiles y granadas. Sin embargo, en 2005, 41 cohetes fueron destruidos en EE.UU. luego que se acordara que eran un peligro al no tener el mantenimiento adecuado. El hecho, calificado luego por Morales de irregular, causó la salida del alto mando militar en 2006, y enfrió las relaciones con Beijing.

En marzo pasado, Washington, un ex socio clave del Ejecutivo boliviano, vetó la venta de seis aviones L-159 de fabricación checa, pero de componentes norteamericanos, que iban destinados a la lucha antidroga. Por ende, para Morales obtener un buen trato con Moscú es fundamental.

Si bien todavía se trata de un acuerdo genérico, las últimas compras promovidas por Evo dan luces de sus posibles exigencias a Rusia.

En conjunto con el Ministerio de Defensa, las prioridades de la Presidencia apuntan a obtener material de la industria pesada militar para atender tareas duales, es decir, de propósito bélico pero también de emergencias civiles.

Desde 2006 se ha gastado en distintos aviones de transporte: un Convair CL-66, otros tres modelos BAE 146, y otro de tipo DC-10. A España le compró otras tres naves Aviocar C-212, y casi cincuenta vehículos entre jeeps, buses y camiones militares. Y logró que Francia venda dos helicópteros Eurocopter AS-350.

En esa línea y dispuesto a despejar dobles lecturas, desde que se supo del contrato con Rusia, Walker San Miguel, titular del área, se esmeró en aclarar que Bolivia es un país "pacifista por convicción".

Óscar Alba, presidente del Instituto de Estudios Internacionales en Cochabamba, dijo a "El Mercurio", en tono similar, que "Bolivia nunca ha tenido un presupuesto de renovación (militar). Eso es sabido en todas partes. (La compra bélica) no es relevante desde un punto de vista de una carrera armamentista ni nada parecido".

De todas formas, sonidos de alarma se escucharon en Paraguay. El gobierno de Fernando Lugo exigió a Bolivia una aclaración sobre el convenio con Rusia. En Asunción ya se pide al Ejecutivo una reorganización similar de su Ejército, que al igual que el boliviano, estaría obsoleto.

La capacidad militar boliviana no está orientada a una guerra. Para los estándares internacionales, los ejércitos de Paraguay y Bolivia aún son muy débiles", agregó el analista chileno Eduardo Santos.

Por su parte, el consultor paraguayo Enrique Chase manifestó que la explicación para este fenómeno de rearme "viene como consecuencia de lo que está pasando en países como Venezuela y Ecuador, que forman un bloque de militarización en toda la región extrapolándolo a otros países. Eso es lo que preocupa de sobremanera".

Aparte de la influencia extranjera, los expertos dicen que a nivel local en Bolivia pesa también un factor político.

Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Nueva Mayoría, con base en Buenos Aires y dedicado al análisis en defensa regional, señaló a este diario que tal modernización bélica parece tener interés "sobre todo en dar cierta satisfacción a los reclamos de las Fuerzas Armadas, que en las últimas crisis se mantuvieron leales a Morales".

Tráfico de armas

Existen factores que hacen dudar a las empresas a la hora de negociar con Bolivia. Uno de ellos es que no confían en la capacidad del país de mantener las armas en su territorio.

En julio, el traficante de armamento Antonio Jorge Goncalves dos Santos, alias el "Tony", fue arrestado y acusado de proveer a las favelas de Río de Janeiro con fusiles del ejército boliviano.

Según las autoridades brasileñas, en los últimos seis meses se confiscaron 30 ametralladoras antiaéreas de procedencia boliviana. La Paz reclama que aún no se ha confirmado del todo que los fusiles sean realmente de su ejército.

El Mercurio

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