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viernes, 17 de noviembre de 2006

CHIMBOTE: ¿ENCLAVE NORTEAMERICANO?


Luego de la toma de Lima, los chilenos se encontraban en el dilema de mantener las fuerzas de ocupación, para organizar un nuevo gobierno peruano que fuese capaz de negociar la paz y aceptar las condiciones impuestas, pues de lo contrario se daría la oportunidad de que las guerrillas aparecieran como tormenta por todo el Perú. Los chilenos no estaban convencidos de que la caída de Lima garantizaría la paz.


Mas tarde, la proliferación de guerrillas y la huida de Piérola habrían de confirmar sus dudas. Ante esto, era imprescindible para los chilenos formar un nuevo gobierno peruano con el cual tratar, pues se requería la recuperación de la normalidad en la capital, pero con la presencia chilena. Tras debatir, se decidió que el abogado de Arequipa, don Francisco García Calderón, sería el indicado para encabezar ese Gobierno. Luego de largas y extenuantes reuniones, resolvieron dar la Presidencia Provisional del Perú a García Calderón, el día 22 de febrero de 1881; desconociendo a Piérola como mandatario y declarando de inmediato la necesidad de buscar la paz.


Este Gobierno fue establecido en el pequeño pueblo llamado De La Magdalena, instalándose un Congreso en Chorrillos. De La Magdalena contaba incluso con un ejército propio, armado por los chilenos, pero todas gestiones y facilidades eran sólo la caricatura de un gobierno real, condenado al fracaso. Es por ello que el mandato de De La Magdalena fue desconocido por casi todo el Perú. Cajamarca y Huaraz desconocieron la autoridad de García Calderón y el Ejército de Arequipa, de unos 4 mil efectivos, tampoco se sometió a sus decisiones.


Lo que los chilenos desconocían, sin embargo, era que García Calderón habría propiciado intervenciones extrajeras con las que intentaba zafarse de la presencia chilena; exigiendo que toda negociación encaminada a poner fin a la guerra, debía considerar la devolución de Lima o, cuanto menos, el traslado de su Gobierno al palacio de la capital. Es entonces que a mediados de julio de 1881, arriba al Perú el nuevo plenipotenciario norteamericano Hurlbut.


En Chorrillos y Ayacucho los peruanos acababan de realizar amplios congresos para decidir por el destino del país, donde quedó claro que las dos fuerzas imperantes de paz y de guerra, representada por García Calderón y Piérola respectivamente y presentes en los encuentros, eran por completo irreconciliables. La visita de Hurlbut no podía ser más oportuna.


García Calderón lo recibió a las horas de haber llegado. De inmediato, y sin demasiados preámbulos, Hurlbut recomendó mantenerse firme en la idea de lograr que Chile devolviese al Perú a los territorios ocupados, para lo cual sugería al mandatario la necesidad de mantener las conversaciones, extendiéndolas por la mayor parte del tiempo que se pudiese, pues los Estados Unidos - según muestran escritos chilenos - estaban preparando la entrega de dinero prometido a Chile, con el que se pretendía convencerlos de desistir de su deseo de mantener los territorios tarapaqueños dentro del suyo.


Es en este preciso punto de la historia, que los chilenos denuncian que el mandatario peruano había ofrecido sorprendentes concesiones a los Estados Unidos a cambio de los "buenos oficios" que pretendía ejercer para evitar que Chile se apoderara de Tarapacá.


Entre estas ofertas - señalan escritos chilenos - estaría el puerto de Chimbote, sobre el cual Washington podría ejercer autonomía por un año y con posibilidad de renovación, convirtiéndolo en un verdadero enclave norteamericano en territorio peruano. A su vez, Perú facilitaría usos de ferrocarriles y comunicaciones para el puerto.


Luego de esta denuncia - nunca comprobada - los chilenos disuelven la guardia armada de De La Magdalena. Entonces se volvió prioritario para los chilenos lograr la paz como objetivo central, acaso el único, para lo cual se decidió enviar hacia el interior peruano una fuerza destinada a contener a los caudillos locales.


Pocos días después, Chile ordenaría la abolición de cualquier autoridad, obligando a García Calderón a dimitir y clausurar su breve gobierno. Los chilenos insistían que García Calderón le había reiterado al norteamericano su ofrecimiento de Chimbote, el mismo día 28 de septiembre. Poco tiempo después, el ex mandatario era llevado detenido a Chile.


Es este un pasaje de la historia de la Guerra de Pacífico poco conocido y nunca aceptado por el Perú, pero que sin embargo es necesario analizar desde la perspectiva histórica.

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